sábado, 11 de marzo de 2017

Otro año mas, otro 11 M hace vibrar.

Por los vagones que pasan de largo en nuestras vidas y de repente llega la muerte.
Y de nuevo, sin poder evitarlo, otro océano en mi ojos.
El desgarro. El tiempo se para y todo brota y todo vibra.
Superación frente al dolor.
Siempre presentes. Eternamente.
Cada mirada, cada lagrima, cada mano...cada uno de vosotros vivos y muertos. Eternamente en mi.
Como ser la misma cuando el hielo de la muerte penetra en tus huesos.
Os vi, os reconocí, os ame, os abrece, os identifique...y me sentí tan pequeña como jamas me había sentido. 
Aprendí. Sobre todo, aprendí. Y a ello me agarro cuando dejo de creer en el  Ser humano.. 
Ejemplo de vida, de fuerza, de lucha, de esperanza...fuisteis cada uno, un ejemplo único.
El frío de la eterna noche en el Ifema seguirá presente para siempre, los cuerpos calcinados, los relojes, anillos collares, las eternas listas de hospitales, los vasos de agua, las manos, las lagrimas, los gritos....siempre presente. 
Pero ahora,
Deja que las olas abracen para siempre el resplandor de tu ser,
que las miradas se crucen y no pienses por que,
que las gotas de lluvia te inunden  y te intenten ahogar para saber que de ellas sales mas crecida,
que aquellas rocas inmensas que aparecen frente ti son para demostrarte que te gusta escalar,
que el amor impregne tus pupilas, que vibres, que tiembles, que sueñes, que corras, que VIVAS.
Tiembla en cada instante, porque la vida no es mas que eso, la vida que va y viene sin preguntar.
Y si, así, sin mas, sin preguntar, el tiempo se para. Y todo se va y entonces...falta el aire..te asfixias en  ti mismo.
Deja que el inmenso universo se te quede pequeño, vuela, vuela alto, vuela hasta donde sientes que puedes y luego un poco mas.
Por la Vida en mayúsculas, por vivirla, por devorarla, por sentirla, por cada uno de los que da ejemplo de ello,  por los que se superan dia a dia, por los que admiro, por los que sueño, por los que Son...por cada uno de ello, uno año mas formaran parte de mi.
Eternamente, 
Siempre cerca, 
Sabina