martes, 19 de enero de 2010


Tan fuerte me agarro a la tierra que siembro con las yagas de las manos aquel nuevo amanecer que los ojos de un futuro ven, tras la niebla que atormenta en la noche los espiritus de aquellos que huyeron de la sombra. Que hayaron en su silencio el olor al muerto.

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