Hoy
me levante sin haber dormido.
El
ansia de todo lo que se podría hacer
para cambiar el mundo se convierte en pesadilla nocturna.
La
realidad desgarradora que vemos todos los días en las noticias y la vergonzosa actuación
de los gobiernos.
Hoy
me he levantado cansada, pero aun con fuerzas para seguir.
La
esperanza de la gente ayuda a continuar. Las llamadas a las 12 de la noche de personas
con ganas de hacer, ayudan a seguir y a saber, que esto no ha hecho más que
empezar.
Hoy
tomado conciencia, que quizá ésta sea la última gran batalla que dirijo.
Cumplí
los 40 hace unos meses y no diré que las fuerzas flaquean, porque aun soy
capaz, muy capaz. Sin embargo al igual que nuestros padres lucharon por un
cambio, hicieron posible una democracia, defendieron los derechos y libertades
y luego poco a poco se fueron retirando…ese mismo proceso nos tocara a
nosotros.
A
esta generación que hemos defendido , durmiendo 3 meses en una tienda de campaña
el 0´7% para cooperación, que vivimos la guerra de Bosnia y sufríamos llantos
de dolor con ella, que dijimos NO a la OTAN, que gritamos sin cesar en el
rectorado de la universidad por la subida de las tasas, que tuvimos que
trabajar para la no discriminación a enfermos de SIDA y promover el sexo sin
riesgo, que sufrimos y salimos millones de personas a la calle con cada
asesinato de ETA y las bombas la escuchamos alrededor, esta generación que
dimos nuestras vidas en el 11M y nuestras manos estuvieron al lado de todos
ellos, que fuimos a trabajar a Cuba, Colombia, Perú queriendo ayudar a nuestros
hermanos de alma, los que logramos legalizar el matrimonio gay, los que pringamos
nuestras manos en el petróleo del Prestige, y gritamos cuando el egocentrismo
nos hizo poner una bandera en el islote de Perejil, lloramos cuando el huracán Mitch
arraso centro América y nos movilizamos para ayudarles más allá de nuestras
posibilidades, impresionados con el 11S inmovilizados por imágenes que jamás habíamos
visto y aprendimos que no hay nadie intocable, vivimos la guerra del golfo y el Tsunami nos
hizo volver a movernos, a creer en el ser humano.
Porque
en realidad, el pueblo español es solidario.
Porque
estoy orgullosa de mi vida y de todo lo aprendido de los que me han acompañada.
Feliz
del recuerdo de toda esa gente muchos ya no presentes en mi vida que creíamos firmemente
que cambiamos el mundo. Tiempos de lucha contra la indiferencia.
Triste
ver que muchas cosas siguen igual, que gente sigue diciendo que no cabemos, de
ver mensajes que dicen que no tenemos para dar de comer a esos niños,
decepcionada a veces del ser humano más preocupado en las copas de sábado que
en el mundo.
Quizá
sea mi última gran lucha. Vienen jóvenes detrás con fuerza, con espíritu, con energía,
con conciencia que deberán tener las ideas claras para no dejarse vencer.
Creo
que ellos.