jueves, 17 de septiembre de 2015

Hoy me levante sin haber dormido.



Hoy me levante sin haber dormido.
El ansia de todo lo  que se podría hacer para cambiar el mundo se convierte en pesadilla nocturna.

La realidad desgarradora que vemos todos los días en las noticias y la vergonzosa actuación de los gobiernos.

Hoy me he levantado cansada, pero aun con fuerzas para seguir.

La esperanza de la gente ayuda a continuar. Las llamadas a las 12 de la noche de personas con ganas de hacer, ayudan a seguir y a saber, que esto no ha hecho más que empezar.

Hoy tomado conciencia, que quizá ésta sea la última gran batalla que dirijo.
Cumplí los 40 hace unos meses y no diré que las fuerzas flaquean, porque aun soy capaz, muy capaz. Sin embargo al igual que nuestros padres lucharon por un cambio, hicieron posible una democracia, defendieron los derechos y libertades y luego poco a poco se fueron retirando…ese mismo proceso nos tocara a nosotros.

A esta generación que hemos defendido , durmiendo 3 meses en una tienda de campaña el 0´7% para cooperación, que vivimos la guerra de Bosnia y sufríamos llantos de dolor con ella, que dijimos NO a la OTAN, que gritamos sin cesar en el rectorado de la universidad por la subida de las tasas, que tuvimos que trabajar para la no discriminación a enfermos de SIDA y promover el sexo sin riesgo, que sufrimos y salimos millones de personas a la calle con cada asesinato de ETA y las bombas la escuchamos alrededor, esta generación que dimos nuestras vidas en el 11M y nuestras manos estuvieron al lado de todos ellos, que fuimos a trabajar a Cuba, Colombia, Perú queriendo ayudar a nuestros hermanos de alma, los que logramos legalizar el matrimonio gay, los que pringamos nuestras manos en el petróleo del Prestige, y gritamos cuando el egocentrismo nos hizo poner una bandera en el islote de Perejil, lloramos cuando el huracán Mitch arraso centro América y nos movilizamos para ayudarles más allá de nuestras posibilidades, impresionados con el 11S inmovilizados por imágenes que jamás habíamos visto y aprendimos que no hay nadie intocable,  vivimos la guerra del golfo y el Tsunami nos hizo volver a movernos, a creer en el ser humano. 

Porque en realidad, el pueblo español es solidario. 

Porque estoy orgullosa de mi vida y de todo lo aprendido de los que me han acompañada.

Feliz del recuerdo de toda esa gente muchos ya no presentes en mi vida que creíamos firmemente que cambiamos el mundo. Tiempos de lucha contra la indiferencia.

Triste ver que muchas cosas siguen igual, que gente sigue diciendo que no cabemos, de ver mensajes que dicen que no tenemos para dar de comer a esos niños, decepcionada a veces del ser humano más preocupado en las copas de sábado que en el mundo.

Quizá sea mi última gran lucha. Vienen jóvenes detrás con fuerza, con espíritu, con energía, con conciencia que deberán tener las ideas claras para no dejarse vencer.

Creo que ellos.

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